jueves, 3 de octubre de 2013

LA REALIDAD DEL CIGARRILLO ELECTRÓNICO


Los cigarrillos electrónicos tienen similares substáncias químicas a las del cigarrillo convencional y causan cambios en los pulmones a corto plazo muy parecidos a los del tabaco, según indican desde el Área de Tabaquismo de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR). .

La Sociedad Española de Neumologia y Cirugia Torácica ha llevado estudios que han demostrado un potencial cancerigeno a largo plazo de los cigarrillos electrónicos.

Son cada vez más quienes se proponen la lucha de dejar de fumar, utilizando el metodo del cigarrillo electrónico como substitución al convencional y dejarlo poco a poco. 
Pero  profesionales médicos desaconsejan este uso ante la falta de pruebas cientificas que demuestren su eficacia y su seguridad ya que contienen algunas substancias similares al cigarrillo, por lo que se ha demostrado en algunos casos su potencial cancerígeno a largo plazo.


Se sabe que los fumadores de estos cigarrillos pueden inhalar una media de 120 a 150 inhalaciones diarias ESTUDIOS MUESTRAN SUS PERJUICIOS PARA LA SALUD y además con el doble de fuerza que requieren,  y dejan en suspense a los profesionales medicos que desconocen los efectos de esta práctica. Estudios han revelado que pueden a  corto plazo causar cambios en los pulmones parecidos a los producidos por los cigarrillos normales.

Ahondando en las investigaciones realizadas, el neumólogo muestra datos de un estudio que evaluó el impacto del uso de este cigarillo en la función pulmonar, durante 10 minutos, en pacientes no fumadores y en fumadores sanos o con patología con obstrucción crónica de la vía aérea. Así, se comprobó que el cigarrillo electrónico "aumentaba de forma inmediata la resistencia de la vía aérea y disminuía su poder conductor del aire a través de la misma", asegura Solano.

El cigarrillo electrónico atrae por su novedad encontrandose incluso en diferentes sabores, convirtiendolo en un atrayente para jovenes que son la elite de consumo de estos cigarrillos y quienes mejor conocen estos nuevos dispositivos, segun demuestra un estudio publicado en la revista American Journal of Preventive, realizado en Reino Unido, Australia, Canadá y en Estados Unidos. 


Además se demostró que el uso de los e-cigarrillos es más elevada entre los jóvenes, los fumadores que no fuman a diario, con una renta más alta y que percibían el e-cigarrillo como menos dañino que los cigarrillos tradicionales.  Además, el efecto fue mayor en el grupo de no fumadores y fumadores sanos. Por su parte, la revista especializada 'American Jornal of Preventive Medicine' ha publicado este año un trabajo realizado en Reino Unido, Australia, Canadá y Estados Unidos que determina que los jóvenes "son los que más consumen y más conocimiento tienen sobre estos nuevos dispositivos", declara. En concreto, confirma que el 79,8 por ciento informó que utilizaba el cigarrillo electrónico porque lo consideraban menos perjudicial que los cigarrillos tradicionales. Además, el 75,4 por ciento afirmó que los utilizaba como ayuda para reducir el consumo del tabaco, mientras que el 85,1 por ciento lo hizo para abandonar el hábito.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) advertía de a dificultad de su regulación, ya que se pueden quedar fuera del ámbito de los regímenes reguladores internos de los productos del tabaco. Sin embargo, su popularidad cada vez mayor y su comercialización como alternativas a los cigarrillos convencionales hacen necesaria su regulación y el estableciiento de programas adecuados de educación e información para limitar su uso. 

 Por ello, la OMS recomienda que los e-cigarrillos sean regulados como medicamentos (cuando tengan nicotina) y someterlo a iguales restricciones que el tabaco para que no vayan en detrimento del Convenio arco para el control del Tabaquismo, tratado mundial del control y prevención del tabaquismo. Aunque es necesaria una investigación más amplia sobre la tolerancia, seguridad y eficacia a largo plazo de los ecigarrillos, en la actualidad son ya una promesa como competidores de los cigarrillos tradicionales. Están de moda. Simulan al cigarrillo convencional, no emiten humo (atomizan una sustancia que puede contener nicotina, glicol de propileno y otros productos como esencias de menta, vainilla, manzana). En vez de fumar se le llama vapear, por el vapor que emite simulando en apariencia el humo del cigarro.

 A juicio de los expertos, cada vez hay más personas que usan el cigarrillo electrónico "como método para el abandono o sustitutorio del tabaco". Sin embargo, exponen que los profesionales sanitarios "no lo recomiendan, ni lo aprueban ante la falta de pruebas y evidencia científica que demuestren que son eficaces y seguros a largo plazo". Tal son las dudas que genera, que señalan que éste "contiene sustancias idénticas a las que lleva el cigarrillo convencional", además de que sus efectos a largo plazo "son desconocidos". De cualquier forma, "posiblemente sean potencialmente adversos y merecedores de una profunda investigación". 

Actualmente no existe regulación alguna para la venta de este producto en España, salvo para menores de edad. Sin embargo, en otros países, como Australia y Canadá, se ha prohibido su venta completamente.

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