“La indústría del tabaco ha mentido de nuevo" confiesa Stanton
Glantz, profesor de medicina en la universidad de California.
Conocido por
haber desenmascarar varias maniobras de las industria del tabaco desde los años 1990, ha publicado junto a 3 amigos suyos americanos y suizos un nuevo estudio de cargo en
la revista Los Medicine.
Con 2 descubrimientos chocantes a cerca de los
aditivos, esas substancias que la industria del tabaco agregan al tabaco desde los años
1970 y que constituyen hasta el 10% el peso del cigarrillo: incrementando notoriamente la
toxicidad del humo, que ya de por si rico en sustancias nocivas para la salud.
Las consecuencias del mismo son conocidos desde hace más
de 10 años por las tabacaleras que los han enmascarado produciendo
investigaciones desviadas.
Para llegar a estas conclusiones, estos científicos
simplemente han disecado los estudios publicados por dos grandes fabricantes
americanos, Puilip Morris y British American Tabacco.
También y sobretodo, han
compulsado pacientemente los innumerables documentos confidenciales que estas
tabacaleras sido obligadas a desvelar al público por decisión de justicia.
Tras el sonado juicio de 47
Estados de américa en contra de las empresas tabacaleras en el año 1998, millones
de documentos han sido confiados a la universidad de California de San
Francisco que las publica poco a poco.
79 millones de páginas ya han sido
numerizadas. Es así como los investigadores californianos han descubierto que la Philip Morris había comprado hace 30 años
un laboratorio situado en Alemania que estaba efectuando a finales de los años
1990, un programa de investigación dedicado a la toxicidad de los sabores
añadidos. Este proyecto llamado MIX
estudió 333 aditivos. Este trabajo dio lugar a múltiples informes
confidenciales internos y también a la publicación oficial en el 2002 de 4
artículos en la revista Food and Chemical Toxichology. Todos llegaban a la
conclusión que no se podía establecer que ninguna prueba de toxicidad importante
podría ser atribuida a estos aditivos!
Pero al mirar más de cerca, el equipo de Stanton Glantz han descubierto
que la Philip Morris había encontrado diferencias reales en sus análisis entre
los cigarrillos con y sin aditivos y habían conscientemente cambiado el
protocolo y el sistema de presentación de los datos para “maquillar” los
resultados!! Al volver a efectuar ellos
mismos los cálculos y volviendo a efectuar las mediciones de la cantidad total
de tóxicos producidos por cigarrillo, Stanton y su equipo han demostrado que
los aditivos inducen en realidad a un aumento de más del 20% de 15 productos
cancerígenos o citotóxicos –es decir que alteran las células-, como son el
Arsenio, el cadmio, el plomo, etc!
“Los aditivos aumentan el número de partículas finas
respiradas, lo que es nocivo para la salud ya que favoriza los riesgos de
inflamación de las vías respiratorias” explican los investigadores. Lo que
resulta particularmente inquietante cuando se piensa que la mayoría de los
aditivos enmarcaran oportunamente la iritación del humo, incitando el fumador a
inhalar más profundamente.
El equipo de Stanton Glantz también ha revelado que los
estudios de toxicología animal presentados por los industriales son falsamente
tranquilizandores. “las muestras utilizadas son tan ridículamente pequeñas que
es imposible deducir el menor cambio estadístico. Entonces ¿cómo explicar que la Food and
Chemical Toxicology haya publicara trabajos tan poco científicos? La respuesta
se encontraba en el montón de documentos internos compulsados. Los
investigadores han descubierto que el editor de la revista no era otro que… un
consejero cientofico de Philip Morris y que 11 de los miembros de su comité
editorial tenían lazos financieros con esta firma tabacalera!!. Según los investigadores, otras industrias
tabacaleras también han minimizado en sus estudios la toxicidad del humo de los
cigarrillos.
Stanton dice que si hubiese que eliminar dos aditivos en
prioridad, estos serían sin duda el mentol y el azúcar. El mentol jugaría un
papel en la dependencia y la adicción mediante un efecto anestesiante en las
vías respiratorias “reduce el sabor áspero y favorece la inhalación más
profunda del humo”. Los fumadores, al buscar el sutil sabor mentolado, aspiran
más fuerte las partículas y los elementos químicos y favorecen la aparición de
cánceres de los bronquiolos y de los alveolos, que son también los más
difíciles de tratar. “Además el mentol favorece la absorción de la nicotina en
la boca y la laringe por el amento de la permeabilidad de las mucosas y por la
estimulación de la producción de saliva y a nivel pulmonar por un efecto
broncodilatador”. “También produce más partículas finas en el humo, lo que
aumenta el riesgo cardíaco. Por su lado, los azúcares, ya presentes
naturalmente en las hojas, son añadidos para enmascarar el sabor áspero del
tabaco y el mal sabor del humo, pero potencian la dependencia a la nicotina.
¿Será un coincidencia si la marcas de cigarrillos más dulces como Marlboro, son
también las más populares?
En un informe del 2011, un comité del consejo de la FDA ha solicitado
la retirada del mercado americano de los cigarrillos mentolados.
Mientras tanto es de
Brasil de donde llega el giro más espectacular: en marzo 2012 la Agencia
Nacional de vigilancia sanitaria ha decidido la retirada de todos los
cigarrillos y tabacos aromatizados del mercado brasileño de aquí a 2 años.
También ha prohibido la utilización de sustancias susceptibles de potencializar
la acción de la nicotina, presentes en el cacao y otros aromas y el amníaco. Y
más aún! Los industriales ya no podrán añadir azúcar salvo en cantidades muy
bajas para compensar la pérdida natural de azúcar durante el secado de la
planta.
Aunque estas prohibiciones no permitirán erradicar el
tabaquismo y que es imposible fabricar cigarrillos que no presenten un peligro
para la salud, es por lo menos razonable impedir a los fabricantes potenciar
los daños que causa el tabaco.
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