La acción antiestrogénica del tabaco acelera los procesos de la osteoporosis, enfermedad que afecta a los huesos volviéndolos más frágiles, sobre todo en los primeros años de la menopausia, haciendo que la mujer sufrá mayores roturas y fracturas en huesos fundamentalmente caderas, rodillas y muñecas.
Estudios han demostrado la incidencia negativa que tiene la nicotina en la fijación del calcio en los huesos y en la pérdida del mismo mineral a consecuencia del elevado contenido en dióxido de carbono en sangre y que su eliminación a través de los pulmones se ve resentida.
Al disminuir la nicotina y dejar de fumar, este riesgo disminuye en relación inversa al número de años en que ha estado fumando y a la cantidad de cigarrillos consumidos.
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